Cómo desarrollar resiliencia con herramientas de coaching y terapia somática

Exploraremos como puedes vivir mejor, expandiendo tu capacidad de adaptación.

¿Te has sentido alguna vez abrumado, colapsado o frustrado? Como si ya no pudieras más, y ni siquiera tú mismo te soportaras. A veces, la hostilidad interna se vuelve tan intensa que solo deseamos desaparecer y alejarnos de todo.
Lo que muchas veces no vemos es que detrás de esas sensaciones intensas suele haber un sistema nervioso desregulado. Y sí, ahí puede estar la clave de todo. Sigue leyendo y descubre cómo el Coaching, las Constelaciones Familiares y la Experiencia Somática pueden ayudarte a desarrollar resiliencia y recuperar el equilibrio.
¿Qué es la resiliencia?
Según la RAE la resiliencia es la “capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”.
Cuando escribo estas líneas, el mayor ejemplo de resiliencia que se me viene a la mente es Víctor Frankl, autor de “El hombre en busca de sentido”, quien nos muestra que podemos perder todo menos nuestra capacidad de transformarnos.
La frase “Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, tenemos el desafío de cambiarnos a nosotros mismos”, es, en sí misma, una gran lección de resiliencia. Su experiencia nos recuerda que, incluso en la adversidad más extrema, siempre queda una parte de nosotros que puede elegir transformarse.
¿Cómo observamos que necesitamos desarrollar resiliencia?
En mi consulta me encuentro con muchos clientes que llegan colapsados, abrumados y en muchos casos se debe a una desregulación autonómica. Estos son algunos síntomas que suelen manifestarse cuando hay una desregulación emocional sostenida:
- Frustración
- Agobio
- Sensación de estar al límite
- Ganas de desaparecer o tirar todo por la borda
- Hostilidad
- Dolor crónico
- Fatiga
- Falta de seguridad y confianza
En muchos casos, las personas que llegan a consulta buscan controlar ciertos aspectos de su vida para sentirse seguras. Sin embargo, terminan siendo controladas por aquello mismo que intentan dominar.
El control sobre lo externo suele ser solo una ilusión: una forma de calmar el miedo interno. Y en esa lucha constante, lo que realmente se pierde es el poder personal... y una gran cantidad de energía.
Fortalecer la resiliencia implica soltar esa necesidad de control, conectar con el presente, liberar miedos profundamente arraigados y reconectar con tu fuerza interior. Es desde ese lugar donde empezamos a recuperar vitalidad, claridad y capacidad de respuesta frente a la vida.
¿Cómo desarrollar resiliencia?
Construir resiliencia no es algo que ocurra de un día para otro, ni se logra simplemente con evitar el malestar. Es un proceso que implica autoconocimiento, regulación emocional y, sobre todo, una elección consciente de crecimiento personal ante las dificultades.
La resiliencia comienza cuando tomamos la decisión de no seguir reaccionando desde el dolor o la frustración, sino de observar qué nos pasa, por qué nos pasa y cómo podemos transformar esa vivencia en un aprendizaje. Se trata de entrenar nuestra respuesta interna, en lugar de intentar controlar lo externo.
Este camino requiere compromiso con uno mismo, pero también mucha compasión. A veces, necesitamos soltar expectativas, creencias antiguas o patrones aprendidos que nos impiden adaptarnos con flexibilidad.
Por eso, desarrollar resiliencia es también permitirnos ser humanos y vulnerables, sin dejar de ser capaces de reconstruirnos desde dentro.
6 preguntas claves para desarrollar resiliencia
Si bien cada persona recorre su propio proceso, hay algo en común: la forma en la que nos relacionamos con nuestro entorno y con nosotros mismos marca profundamente nuestra capacidad de adaptación.
Por eso, algunas claves que pueden ayudarte a fortalecer tu resiliencia son reflexionar sobre:
- ¿Cómo me relaciono con el tiempo?
- ¿Cómo me relaciono con las circunstancias?
- ¿Cómo me relaciono con los demás?
- ¿Cómo me relaciono con el mundo?
- ¿Cómo me relaciono con algo más grande (espiritualidad)?
- ¿Cómo me relaciono conmigo mismo?
La resiliencia crece cuando aprendemos a observar estas relaciones, identificamos lo que nos bloquea y comenzamos a elegir respuestas más conscientes. En este acto de revisión y elección, fortalecemos nuestra capacidad de sostenernos, adaptarnos y crecer.
Volviendo a las palabras de Víctor Frankl: “Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: la última de las libertades humanas —la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias— para decidir su propio camino.”
Es decir, que pase lo que pase allá afuera, siempre tenemos la libertad de decidir cómo relacionarnos con eso que ocurre y allí radica nuestra libertad.
Características de las personas resilientes
Las personas resilientes no son aquellas que no sufren, sino aquellas que han aprendido a atravesar los desafíos con conciencia, flexibilidad y confianza en sus propios recursos. No se trata de una cualidad innata, sino de una forma de estar en el mundo que puede cultivarse con el tiempo y el compromiso personal.
Algunas de las características más comunes que observamos en quienes aprenden a desarrollar resiliencia son:
- Se conocen a sí mismas y se aceptan: son conscientes tanto de sus luces como de sus sombras. No necesitan ser perfectas para avanzar, y esa aceptación les da una base sólida para afrontar los momentos difíciles.
Gestionan sus emociones con mayor claridad: han aprendido a sentir sin dejarse arrastrar por la intensidad emocional. No reprimen, pero tampoco se quedan atrapadas en el drama. - Cultivan la empatía y los vínculos sanos: entienden que no todo se resuelve en soledad. Piden ayuda cuando lo necesitan y también saben sostener a otros sin perderse en el intento.
- Viven en el presente, sin negar su historia: no se quedan ancladas en el pasado ni viven esperando un futuro perfecto. Aprenden del camino recorrido y están abiertas a lo que la vida trae, momento a momento.
- Transforman el dolor en motor de crecimiento: cada experiencia difícil es una oportunidad para revisar creencias, soltar patrones y abrirse a nuevas formas de vivir.
- Saben cuándo parar y cuándo avanzar: no se exigen más de la cuenta. Escuchan su cuerpo, su energía, y toman decisiones alineadas con su bienestar.
Estas características no son metas a alcanzar, sino señales de un camino que podemos transitar todos. La resiliencia no es llegar, sino caminar con mayor presencia y consciencia, incluso cuando el terreno se vuelve difícil.
Superando los bloqueos
Todo lo anterior es muy poderoso, pero a veces no lo podemos hacer solos y necesitamos recurrir a un profesional que nos ayude en este proceso de desarrollar resiliencia.
Una sobrecarga de activación en nuestro sistema nervioso puede impedir que nos relacionemos de manera adecuada con el entorno o con los demás.
También puede ocurrir que por lealtades familiares sigamos repitiendo patrones que nos hacen daño o no nos favorecen.
Te recomiendo enfocarte en ti, ya que eres el activo más importante que tienes.
Conclusión
Elige convertirte en la persona más importante de tu vida trabajando:
- En torno a tus creencias y emociones a través del Coaching
- Liberándote de patrones y herencias emocionales a través de las Constelaciones Familiares
- Autorregulando tu sistema nervioso autónomo a través de Somatic Experiencing
En mi trabajo como facilitadora, combino todas las técnicas y he acompañado a muchas personas a gozar de una resiliencia que antes no tenían.
Conoce la historia de Carmen que hizo un gran proceso, o de otros tantos clientes que han dado su testimonio.
Algo importante a saber, es que esto requiere tiempo y mucha paciencia, pero como decía Hellinger “La sabiduría es fruto de una larga disciplina y del ejercicio, pero quien la tiene, la tiene sin esfuerzo.”
¿Qué primer paso tomarás hoy para desarrollar tu resiliencia y sobrellevar con más sabiduría y menos esfuerzo el día a día? ¡Contáctame hoy y demos el primer paso juntos!
Con Amor,
Valeria Lavorato
Facilitadora en Constelaciones Familiares, Organizacionales y Estructurales. Psicóloga Social. Coach Profesional Ejecutivo y de Equipos, PCC por ICF. Coach Sistémico. Mentora, Docente y Entrenadora. Master en Neurociencias. Scrum Master. Somatic Experiencing Practitioner. Medica Veterinaria.
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